El 30 de diciembre de 2010, aprovechando la disputa del Ciclocross de Itsasondo, Zugaitz Ayuso de espectador me animó a ir a su tienda después, a Beasáin. Guardo un recuerdo especial de aquella visita, conservo intactos los obsequios que me hizo. Desde entonces hemos intentado mantener el contacto. Una y otra vez pasaba por su mente la idea de volver a correr, hasta que por fin en 2017 dio el paso. Nuevamente se presentó en algunos eventos de bicicleta de montaña e hizo parte de la campaña de ciclocross. Al marchar de la cita de Carranza me quiso invitar a comer en compañía de dos amigos suyos, la tarde acabó siendo lluviosa, pero emotiva. En la de Elorrio aceptó mi reto y conseguía superar en la bicicleta un muro del circuito que con el barro era muy complicado, demostrando que el que tuvo retuvo, aunque no se jugase los lugares de privilegio. No se le podía pedir más a un hombre que debía dedicarse a su negocio mañana y tarde. En 2018 supe que a veces viajaba lejos de mecánico para algún equipo y me brindó la posibilidad de atender su tienda algunos días. No pude aceptar porque yo en esa época estaba ocupado con el abandono que dejó acumulado un tío mío paterno que había fallecido, recien jubilado, sigo en esa labor a día de hoy.
Ayuso me felicitó el 2019 desde Elorrio, localidad en la que habita últimamente por una bonita relación sentimental. Ha seguido haciendo desplazamientos lejanos como mecánico y también trabaja en una tienda de bicicletas de Deusto. Estuve con él en marzo en la carrera de féminas de Zaldibar. Cuando nos es posible comunicamos por facebook o al teléfono.
Te felicito en público mi estimado Zugaitz.
En la imagen se le puede ver con su compañera sentimental y la japonesa Yukari Tsushima. Fotografía Pedro.